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Colaboración Solidaria, la filosofía de vida

Si bien la Economía Solidaria ayuda indudablemente a que las personas puedan acceder a un ingreso gracias a que promueve, organiza e impulsa la producción de bienes y servicios y su consumo dentro de una red, la Colaboración Solidaria sobrepasa la dimensión económica y busca garantizar a todas las personas las mejores condiciones materiales, políticas, educativas e informativas promoviendo el bien vivir.


No se trata sólo de una propuesta económica para generar empleos y distribuir ingresos. Va más allá de eso, mucho más allá, se trata de una comprensión filosófica de la existencia humana, que desea que el otro, la otra, pueda vivir éticamente y tenga los medios para hacerlo.


La red económica se sostiene sobre los valores universales del respeto, la honestidad, el diálogo… El dinero no es una mercancía más sino un verdadero medio para adquirir los bienes que requerimos, de esta manera la convivencia entre las personas es amistosa, dejando a un lado el individualismo y abrazando la colaboración.

Cuando las personas practican el consumo solidario, colaboran en la generación de empleo e ingreso, en la reducción de las jornadas de trabajo (tema del que hablaremos en el próximo blog), en el respeto al medio ambiente. Se asume una posición política a favor de los más desprotegidos.


Culturalmente la Colaboración Solidaria cambia nuestra forma de pensar y de relacionarnos, ya que se mejoran las relaciones entre los miembros, se reconocen sus aportes y cualidades, sus conocimientos cotidianos que dan vida al día con día, se toman decisiones en conjunto y las opiniones de todos son valiosas. La información se socializa y de esa manera se favorecen las actividades educativas.

La red Colaborativa promueve la circulación de la información, los procesos educativos, la comprensión de los problemas y la investigación de soluciones. La organización regional y hasta mundial de la red permite el acceso a otras culturas, a otras visiones del mundo y de la vida que ayudará a aumentar la sabiduría local encaminada al bien vivir.


Así pues, la Economía Solidaria dentro de la Colaboración Solidaria contribuye a que ésta desate procesos comunitarios más amplios. Surgen las células de consumo, las células de producción, las de servicios, las artísticas, las deportistas, las educacionales, las políticas… todas ellas enmarcadas en principios éticos y practicando la bondad como forma habitual de vida.


Es hacer posible una infinidad de acciones participativas en beneficio de las comunidades y los individuos, donde circula tanto el dinero como la información. Es una manera distinta de vivir, es vivir en la Colaboración.

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