Dividir para Multiplicar

La riqueza es generada por el trabajo, el trabajo genera bienes y servicios, y los bienes y servicios satisfacen necesidades y deseos. Mientras más se reparten las ganancias generadas por el trabajo, más oportunidades trabajo se generan y un mayor número de personas se pueden integrar como productores y consumidores.

Se requiere un consumo solidario, donde las personas opten por productos provenientes de las redes por encima de las marcas famosas en los mercados. Como consumidor tienes todo el poder, porque tú decides en qué gastar tu dinero, mucho o poco, pero es tuya la decisión.

Al crecer la red se integran un sinnúmero de productores, por ejemplo: para producir pan requerimos harina y huevo. Entonces un grupo de mujeres decide criar gallinas y abastecer el huevo necesario, mientras que un grupo de campesinos decide sembrar el trigo requerido. Ahora un grupo de jóvenes decide producir alimento para las gallinas, mientras unas abuelitas comercializan los empaques de ese alimento, de la harina y de los panes. Varias familias comercializan el pan mientras que otro grupo de jóvenes ya compra los pollitos para venderlos y así sucesivamente se va ampliando la cadena productiva en lazos de fraternidad y solidaridad donde la riqueza generada no se acumula, sino que circula.

Tengo una anécdota al respecto de esa circulación del dinero; en alguna ocasión mi hijo de 6 años y yo nos encontramos a Doña Carmelita en el mercado y me pidió $20.00 para dárselos a su nieto. Se los presté. Los tres fuimos enseguida con Rosario, una locataria, y ahí le compré a mi hijo una espuma en spray de $20.00, los cuales le pagué a Rosario quien a su vez se los dio a doña Carmelita como abono a no sé qué deuda y Carmelita me dice: “aquí están los $20.00 que me prestó hace rato”

Total, el nieto se fue con sus 20, mi hijo con su juguete, Rosario abonó, Carmelita me pagó y yo terminé en menos de dos horas con mis 20 en la bolsa. Si circula el dinero, es mejor.