Hacia un consumo de alimentos responsable
Tal vez el educar sobre un consumo solidario de alimentos puede ser el primer paso para reflexionar sobre el consumismo de hoy en día y la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida.
Un consumo de alimentos basado en sus valores nutrimentales, ecológicos, culturales y económicos nos lleva a consumidores “responsables”, que buscan comprar en mercados populares, productos locales, cooperativas, etc.
Vamos a resumir en “consumo responsable” en tres grandes aspectos:
Es un consumo ético, ya que implica valores como la sencillez, la austeridad, el no consumismo, a la hora de elegir qué es lo que se va a comprar.
Es un consumo ecológico con las tres “R” del movimiento ecologista, educir, eutilizar y eciclar y apoyar la producción artesanal.
Es un consumo solidario donde se ve también las condiciones de trabajo en las cuales se elaboró el producto, si se trata con justicia a los trabajadores.
Nos podemos preguntar antes de consumir, ¿Este alimento fue producido respetando el medio ambiente? ¿Es natural o se le adicionaron contenidos artificiales?
¿Este producto contribuye a la economía local y ayuda a la distribución de la riqueza o sólo estimula la concentración del dinero en los dueños de un gran supermercado? ¿Sabemos si los trabajadores son justamente tratados?
¿Ayuda a preservar valores culturales al ser elaborado artesanalmente? ¿Estimula la colaboración?
¿El consumo de este producto es bueno o perjudica la salud física y mental de las personas?
Distinguir algunas de estas características o aspectos nos llevan a ser consumidores responsables y solidarios.
En algunas partes del mundo (Brasil por ejemplo) se han desarrollado marcas específicas de productos provenientes de la economía solidaria donde la etiqueta del producto además de describir el contenido, señala los grados de colaboración, respeto al medio ambiente y los valores culturales al ser elaborado, de esta manera quien adquiere la mercancía puede asegurarse de que está contribuyendo a un consumo responsable.
