El Trabajo en la Economía Solidaria
Permítanme iniciar esta reflexión con un par de versos de un poema sagrado:
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
Acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
Le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
Rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios, y tú prolongas
En sus pequeñas manos tus manos poderosas,
Y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
Los dos así velando por las cosas.
Me gusta este poema porque independientemente si somos creyentes o no, da al trabajo una dimensión de crear y cuidar. Y creamos muchas cosas a diario, unos trabajando como empleados, otros como dueños, otros desde el hogar, como estudiantes, deportistas, investigadores, etc. Mujeres y hombres nos esforzamos cada día por ocuparnos y por tener un trabajo remunerado. Y me centraré en este último visto desde la Economía Solidaria.
Cifras sobre el desempleo, empleo mal pagado, bajos salarios, muchachos egresados de universidades y maestrías buscando por dondequiera un espacio para ser contratados, madres y padres de familia desesperados porque el salario percibido no alcanza para el sustento familiar, mujeres cuidadoras de enfermos o con niños pequeños, solas, en un mercado laboral que las excluye por no tener posibilidades de trabajar una jornada completa.
Más podríamos agregar al párrafo anterior, porque nuestra sociedad, en general, está organizada para que la persona sirva al trabajo, al generador de capital. Y si no tienes un empleo, además de la falta de ingreso te viene la presión social, el sentirte inútil y excluido. Se pondera grandemente los trabajos agotadores y las largas jornadas laborales.
En la Economía Solidaria, no es así, pues en ella lo importante es la persona. No es la persona para el trabajo, sino el trabajo para la persona. Y esta filosofía de vida se centra en el uso del tiempo, porque éste es lo más valioso que cada uno y una tenemos: nuestra vida.
En esta otra economía lo que hace valioso cada objeto (la computadora, la mesa, el servicio de transporte, la preparación de alimentos…) es el tiempo que se dedicó a su fabricación, porque es vida invertida para ello y la vida es el valor primordial de cada persona. Entonces la vida en la economía solidaria es lo más importante y que seas feliz su objetivo.
Es así, como en esta economía la organización del trabajo está centrada en la dignidad humana, y entonces en sus procesos se evita la explotación y se tienen normas éticas para su desarrollo. Por ejemplo: si es un negocio colectivo las y los trabajadores hacen su propio estatuto y reglamento respetando condiciones propias particulares y con la responsabilidad de hacer un trabajo bien hecho. Plasman en el reglamento cómo van a actuar si hay juntas escolares, enfermos en casa, necesidad de salir de viaje, etc. El reparto de utilidades o pérdidas también queda estipulado con toda claridad. Si es un negocio individual deberá respetar el ecosistema solidario y todos los negocios tendrán que cuidar de no dañar el medio ambiente.
Las personas con discapacidad grave que les impide realizar alguna labor, las personas de edad avanzada, las niñas y los niños no quedan excluidos, ya que realizan un consumo responsable dentro de la red y de esa manera quedan integrados.
Como el objetivo no es la acumulación del dinero sino su circulación, cada vez es mayor el número de personas que pueden producir y consumir. Esto trae seguridad al hogar en lugar de incertidumbre y se abona para una vida familiar más sana. Las y los trabajadores deben cumplir con actitud positiva y responsabilidad sus deberes, pueden así desarrollarse en un ambiente laboral bueno para la vida, para el buen uso de su tiempo, contentos de un buen ambiente de trabajo sin amenazas.
¿Es posible? Sí, si es posible, los invito a que en YouTube busquen algunas experiencias, especialmente un grupo de mujeres de Santo Domingo de los Colorados en Ecuador “Las Chicas Dulces”.
Si pudimos construir una sociedad de explotación, tristeza, competencia y guerra, también podemos desconstruirla y construir otra de justicia, alegría, colaboración y amor.
